miércoles, 7 de enero de 2009

La voz rescatada del hollín

A mediados del siglo XIX el francés, Edouard Scott, creó una rudimentaria máquina capaz de representar visualmente sobre una superficie los sonidos que captaba. Edouard estaba interesado en la grabación del sonido, pero no creía posible reproducirlo más que en la mente, así que ni él ni nadie pensaron en que los garabatos producidos por su fonoautógrafo pudieran reproducirse, y el aparato no pasó de ser una herramienta curiosa para los estudiosos de la acústica que acabaría cayendo en el olvido.

Dibujo del fonoautógrafo, incluido en la solicitud de patente de Scott (1859). Foto original FirstSounds

Édouard-Léon Scott de Martinville, nacido el 25 de abril de 1817, trabajaba como impresor en Paris. Gracias esta profesión tenía acceso y estaba al día de los últimos avances científicos de su época. Con el tiempo se interesó por la posibilidad de capturar y preservar la voz y los sonidos de una manera similar a como la fotografía lo había conseguido con la luz y la imagen. Su objetivo inicial fue encontrar una forma de taquigrafía que permitiera registrar toda una conversación sin ninguna omisión. Fruto de este interés Edouard escribió varios artículos sobre taquigrafía.

A partir de 1854, Edouard pasó a interesarse por los medios mecánicos para transcribir sonidos vocales. Fue mientras revisaba unos grabados sobre la anatomía interna del oído humano, que Edouard tuvo la idea de crear un aparato mecánico que imitara su funcionamiento, nació así el fonoautógrafo. Un cuerno o barril recogía el sonido y lo dirigía a una membrana elástica que sustituía al tímpano, una serie de palancas, los osículos, y finalmente todo el conjunto movía un estilete que presionaría sobre una superficie, que inicialmente era un cristal ahumado y posteriormente fue sustituido por un papel con hollín sobre un tambor o cilindro. Según Scott, el aparato sería capaz de obtener un calco de todos los movimientos del aire que constituían los sonidos y ruidos.

Edouard presentó su solicitud de patente para el primer diseño de su fonoautógrafo el 26 de enero de 1857 en la Academia Francesa, y el 25 marzo le fue concedida. Posteriormente Scott construyó varios de estos aparatos con la ayuda de Rudolph Koenig, físico alemán interesado en la acústica y fabricante de instrumentos musicales.




La gran limitación del fonoautógrafo es que no existía manera de reproducir las representaciones visuales de los sonidos que producía. Aunque Scott no lo entendía así, su preocupación, como reconoció en sus memorias publicadas en 1878, era la “escritura del sonido, que es lo que la palabra fonógrafo significa”. El objetivo era crear registros del discurso humano que más tarde pudieran ser descifrados. Según el profesor Jonathan Sterne de la McGill University en Montreal, Scott pensaba que la única manera en que se llegaba a la verdad de un sonido era mirándolo.

Pese a esta limitación, Scott se las arregló para vender varios fonoautógrafos a laboratorios científicos para su uso en la investigación del sonido. Estos aparatos resultaron de utilidad en los estudios de Franciscus Donders, Heinrich Schneebeli y Rene Marage. También permitieron al mismo Koenig crear el manómetro que lleva su nombre, , que es considerado el equivalente del siglo XIX del osciloscopio actual.

En cualquier caso, Scott fue incapaz de sacar beneficio de su invención y pasó el resto de su vida como librero en el número 9 de la Rue Vivienne de Paris. Con el tiempo también se interesó por la relación entre la lingüística, el nombre de las personas y su personalidad, y publicó un artículo en 1857 sobre el tema. Su invención con el tiempo fue casi olvidada, considerada simplemente como una curiosidad para el estudio de la acústica, eclipsada por el fonógrafo inventado por de Edison en 1877 y que fue considerado durante mucho tiempo como el aparato más antiguo capaz de capturar sonidos.

Detalle de un fonoautograma del 1859 incluido en la solicitud de patente. Foto original FirstSounds

Esa consideración le duraría al fonógrafo hasta el pasado año 2008, cuando el New York Times informó del descubrimiento de un fonoautograma registrado el 9 de abril del 1860. La grabación se encontró en marzo de ese año, se trataba de un fragmento de sólo 10 segundos de la canción popular francesa “Au Clair de la Lune”. Sin embargo, la importancia del descubrimiento era mucho mayor, puesto que investigadores del Lawrence Berkeley National Laboratory habían conseguido reproducir con éxito el sonido que se escondía en aquella capa de hollín. Finalmente alguien había encontrado el medio para descifrar aquellos garabatos y convertirlos en sonido.

El grupo de investigadores, que pertenecían al grupo informal de historiadores del sonido First Sounds, había escaneado los fonoautogramas a alta resolución y habían sido capaz de extraer los sonidos de los patrones impresos en un papel obscurecido con hollín. David Gionvannoni, científico que lideró la iniciativa, también mostró otros fonoautogramas anteriores encontrados en Paris, hechos entre 1853 y 1854. Se trataba de los primeros intentos de capturar los sonidos de la voz humana y de una guitarra, aunque en aquel tiempo la máquina de Scott estaba mal calibrada, por lo que apenas fue posible extraer de ellos unos chillidos.

Dibujo del 1857 de una sesión de grabación incluida en la solicitud de patente de Scott. Foto original FirstSounds

En el fonoautograma del 1860, por el contrario, se podía escuchar a una vocalista femenina sobre un ruido de fondo, mezcla de crujidos y silbidos. La voz, amortiguada pero audible, canta “Au clair de la lune, Pierrot répondit” al compás de una melodía de once notas.

Los historiadores conocían la existencia del fonoautógrafo de Scott, pero fueron Giovannoni junto con Richad Martin y Meagan Hennessey, propietarios de Archeophone Records, sello especializado en grabaciones antiguas, los primeros que intentaron reproducir sus grabaciones. La búsqueda comenzó en diciembre del 2007 en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial en Paris, donde Scott había registrado su patente. Allí junto a las solicitudes de patente hallaron dos grabaciones del 1857 y 1859. De allí, y gracias a una referencia críptica en los escritos de Scott, fueron a parar a la Academia Francesa de la Ciencias.

David Giovannoni examina uno de los fonoautogramas de Scott. Foto original FirstSounds

En la Academia tuvieron más suerte, encontraron casi una docena de fonoautogramas que iban desde los primeros experimentos del 1853 y 1854 hasta los más avanzados del 1860. Uno de estos últimos se encontraba en un estado de conservación excelente, se trataba de un trozo de papel de unos 23cm por 64 cm en el que las ondas sonoras se podían distinguir con claridad. Este fonoautograma fue escaneado con sumo cuidado y enviado al laboratorio Lawrence Berkeley. Allí el sonido fue descompuesto en 16 pistas que se volvieron a mezclar de manera meticulosa, tras realizar los ajustes necesarios para compensar variaciones de velocidad de un aparato que giraba a mano.

Si bien, la grabación de “Au Clair de la Lune” después de este hallazgo se convirtió en la primera grabación que se conserva, 17 años anterior a la que se creía que lo era antes, “Mary had a little lamb” realizada por Edison con su fonógrafo. Los descubridores del fonoautograma, en ningún momento quitaron mérito a Edison y a la proeza e impacto tecnológico que supuso su fonógrafo. En primer lugar, no hay ninguna prueba que Edison se aprovechara del invento de Scott para desarrollar su fonógrafo, el cual, pese a este hallazgo, sigue conservando el mérito de ser el primer aparato capaz de reproducir sonido, tal vez porque al contrario que Scott, Edison sí que buscaba reproducir el sonido, y lo consiguió.

Édouard-Léon Scott de Martinville

Leon Scott finalmente consiguió el reconocimiento que se merecía, aunque eso sí, casi 150 años de la grabación de “Au Clair de la Lune”. Este reconocimiento además le llegó de una manera que él jamás hubiera esperado. No sólo debido a algo en lo que él no creía, ni fue nunca su propósito, la reproducción del sonido. Sino que además este reconocimiento le vino de la mano de un grupo de norteamericanos, pese a que él mismo un año antes de su muerte, en sus memorias, apelaba al patriotismo de sus conciudadanos para que defendieran el gran mérito de los franceses como descubridores frente al del mero “perfeccionador”, que según él fue sólo Edison.

PS(i): ¿Quién era la cantante del “Au Clair de la Lune”? Según los expertos de FirstSounds, se trata muy probablemente de una niña. En la época de la grabación la hija de Scott tenía 15 años, por lo que podría tratarse de ella, aunque debido a que la voz suena más juvenil, es muy probable que se tratara de una niña más pequeña.

PS(ii): Existe una historia, mezcla de leyenda y rumor, sobre un francés que visitó la Casa Blanca en 1863 y grabó con su propia máquina la voz de Abraham Lincoln. Esta grabación, según la leyenda, fue realizada en un soporte tan frágil que sólo permitía reproducirla una vez. La grabación habría permanecido intacta durante años, hasta que Edison la reprodujo por primera vez para grabarla con su fonógrafo. Versiones posteriores de la historia identificaron a ese visitante francés con Edouard Scott. ¿Qué hay de cierto en todo este rumor? Pues según los expertos de FirstSounds, sólo se trataría de una fábula más sobre un “tesoro perdido” que debió ser inventada no antes del 1960. Además, por lo que respecta a Scott, la historia no encajaría con el hecho que su autobiografía no mencione ninguna visita a los Estados Unidos en esa época.


posts relacionados:
- La revolución del telégrafo óptico
- El Mecanismo de Anticitera, el primer ordenador de la historia

+info:
- Researchers Play Tune Recorded Before Edison in The New York Times
- Fonógrafo en es.wikipedia.org
- Phonoautograph in en.wikipedia.org
- Otros fonoautogramas en FirstSounds

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo, como de costumbre.

Bovolo dijo...

Gracias, "Mostrenco", curioso nick ;-)

Carlos OC dijo...

El otro dia vi fugazmente un trozo de noticia sobre esto. No me entere de nada, porque pille poco mas que unos segundos.
Asi que ademas de buena entrada, me viene caida del cielo.

salu2!

padawan dijo...

Vaya, muy interesante! Esta tarde he estado leyendo algo similar: arquitectura software... sería aplicar tecnologías modernas a algunas investigaciones informáticas de los 60 o 70, y ver qué resultados se podrían obtener...

Bovolo dijo...

Padawan, interesante eso que cuentas, tienes algún link?

Orayo, el otro día, justamente, yo también vi otro programa en la tele relacionado con este tema. En mi caso el porgrama era sobre el fonógrafo de Edison, ya tenía el post escrito y aún me interesó mas.

Saludos!

Atenea dijo...

Se debe sentir rarísimo oir una grabación de 1860, definitivamente es algo que despierta gran curiosidad.

Muy buen post! Un saludo :)

padawan dijo...

No encuentro ningún link interesante: el problema es que hay dos ramas del software con ese mismo nombre, y sólo aparecen resultados de la otra :)
Esto (http://www.donestes.com/software_archeology.htm) es algo a medio camino. Lo que yo comentaba lo he visto aquí: http://www.springerlink.com/content/5l0632x220467325/ Aunque no sé si estará disponible para el acceso público. Es un artículo sobre la reescritura de un sistema de creación automática de historias juglarescas de la llamada edad de oro de la IA, con las herramientas más potentes que hay hoy en día, y ver si se pueden mejorar sus resultados

Bovolo dijo...

Padawan, gracias por los links!

Me han recordado mis tiempos de estudio de la asignatura "Técnicas y Métodos de Inteligencia Artificial".

Creo que más o menos lo he entendido ;-) implementar o desarrollar ideas del pasado con las tecnologías y conocimientos actuales.

Realmente parece interesante, quien sabe, a lo mejor se puede sacar algo interesante ;-)

Un saludo!

Bovolo dijo...

Minerva, desde luego que cuando consiguieron escucharlo debió ser un momento bastante especial.

También leí en la web de firstsounds otras ideas, aunque sólo fueran eso ideas, de si podría haber algún sonido anterior, capturado aunque fuera por accidente. Por ejemplo en una pintura rupestre.... aunque era sólo eso, un poco de historia ficción según decían.

Aunque la idea tenía su atractivo.

Saludos!

Mariscal de Campo Erwin Rommel dijo...

Desde que descubrí tu blog me he enganchado, es de los mejores de toda la red, y el contenido que pones es interesantísimo siempre!

Cuando publicas algo es bueno de verdad.

Mi más sincera enhorabuena.

Un saludo!

Bovolo dijo...

Muchísimas gracias Mariscal por tu comentario!

Sólo intentamos hacerlo lo mejor que podemos y, desde luego, siempre es muy gratificante que la gente agradezca ese esfuerzo.

Un saludo y bienvenido!