martes, 21 de septiembre de 2010

Bermeja, la isla que México perdió en los mapas

Según varios mapas históricos, los más antiguos de los cuales datan del siglo XVI, al norte de la Península del Yucatán, mar adentro, se encuentra una isla llamada Bermeja. Aunque su presencia se repite en mapas posteriores, hoy en día, todos los intentos de dar con ella han acabado en fracaso. Pese a todo, algunos se preguntan cómo puede ser que una isla, que aparecía en mapas oficiales mexicanos de mediados del siglo XX, se haya podido perder.

Mapa de Nicolás Sanso (1657) en la que aparece Bermeja

Las primeras representaciones del Golfo de México muestran la Península del Yucatán como una isla. En estos primeros mapas, además, se puede advertir de la presencia de una serie de islotes y bajos sin nombre situados al norte del Yucatán.

Aunque, según el historiador y cartógrafo Michel Antochiw, es en 1535 es cuando la isla Bermeja aparece, por primera vez, con ese nombre sobre un mapa. En concreto, se trata de uno bastante preciso del Golfo de México realizado por el portugués Gaspar Viegas. En dicho mapa, la Bermeja aparece acompañada por la isla de Alacranes. Ambas islas seguirán apareciendo, con o sin nombre, en mapas portugueses posteriores, desde los que saltaran a los franceses debido a la estrecha relación existente entre cartógrafos lusos y galos.

Unos años después de aparecer en el mapa de Viegas, la Bermeja también emerge de entre las aguas en los mapas realizados para España por el cartógrafo veneciano Sebastiano Caboto y publicados en Amberes en 1544. En torno a la península del Yucatán aparecen, además de Bermeja, la isla Triángulo, la isla de Arenas, Las Arcas, Triángulo, la isla Negrillos y el arrecife de Alacranes.

Unos años más tarde, en 1571, el mismo Sebastián Caboto comienza la redacción de la Geografía de las Indias. Aunque no puede acabarla al fallecer al año siguiente y tiene que terminar su obra el cosmógrafo del Rey, Juan López Velasco. Eran tiempos en que la elaboración de mapas era considerada una cuestión de estado y su elaboración se llevaba casi en secreto y no es de extrañar que las seis copias de la Geografía fueran guardadas bajo llave.

En esta obra, se advierte del peligro que suponen para la navegación las islas Triángulos, la Zarca, la de Arena, la de Bermeja y la de Negrillos. Aunque no parece que se hubiera realizado ninguna verificación sobre el terreno de la existencia de ninguna de todas ellas.

Además de en estos y otros mapas, durante este tiempo, la Bermeja también aparece en numerosos derroteros, en los cuales los exploradores describen las rutas, las costas o los fondos y otros peligros que pueden aguardar a los pilotos que naveguen por esas aguas. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX la situación cambia. Durante 1804 y 1805, Ciriaco de Cevallos realiza levantamientos cartográficos de la zona en la que se suponía que estaban la isla Bermeja y las demás, pero no encontró ni rastro de Bermeja ni, tampoco, de la isla de Negrillos. Cevallos afirma que “esta isla que se sitúa en todas las cartas es de muy dudosa existencia”.

Según Michel Antochiw, a partir de entonces más que existir dudas de la existencia de Bermeja, se comienza a estar bastante convencido de que no existe. Pero, a pesar de ello, la isla no cae en el olvido y acabará siendo rescatada por los cartógrafos mexicanos en varios mapas de carácter oficial del siglo XIX y de principios del XX. Todo esto pese a no tener constancia de que existiera ninguna verificación marítima de su existencia.

De esta manera, en 1864 la isla aparece registrada en la “Carta Etnográfica de México” y en el libro de las “Islas Mexicanas”, editado por la Secretaría de Educación Pública, que la sitúa en 22⁰ 33′ latitud norte y a 91⁰ 22′ oeste. El mismo libro sostiene que algunas agencias federales de Estados Unidos reconocen su existencia. Pese a que resultaba imposible dar con ella, Bermeja continuó apareciendo en algunos mapas oficiales de México hasta 1946.

Isla Pérez en el Arrecife de Alacranes. ¿Tendría Bermeja, de existir, una pinta similar?

Como suele pasar en este tipo de historias sobre islotes remotos, la Bermeja tiene mucho más valor del que podría tener un pequeño trozo de tierra en medio del mar. Con el paso de los años y mediante la firma de varios tratados, Cuba, Estados Unidos y México han ido delimitando las fronteras de sus zonas económicas exclusivas en el Golfo de México. Sin embargo, existen dos áreas, conocidas como “hoyos de dona”, que aunque están fuera de ellas, han quedado totalmente rodeadas por los aguas territoriales de dos o más países. Formalmente, no pertenecen a nadie, hasta que los países colindantes decidan fijar sus límites ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU.

El occidental se encuentra frente a las costas de Texas y sus recursos se los tendrían que repartir entre México y Estados Unidos. En el oriental, que se encuentra entre las costas de Nueva Orleans y el Yucatán, Cuba también entraría en el posible reparto.

En el caso del hoyo occidental, el reparto de los 22.500 millones de barriles de petróleo que se supone podrían estar esperando en su fondo sería muy diferente de poderse encontrar la isla Bermeja. De confirmarse su existencia, México podría extender 55 kilómetros mar adentro su zona económica exclusiva en esa zona del golfo, lo que en la práctica le supondría pasar de controlar el 60% del hoyo ,que le corresponde según los tratados actuales, a controlarlo en casi su totalidad.

Es por ello que cuando México, a finales de los 90, comenzó las negociaciones con Estados Unidos para delimitar la plataforma continental entre ambos países más allá de las 200 millas náuticas de sus respectivas zonas económicas exclusivas, volvió a intentar dar con la isla Bermeja.

Vista general del Golfo de México del Mapa de las Indias Occidentales del 1796 hecho por Capitán inglés Joseph Smith Speer. Original interactivo

Detalle del mapa anterior en el que aparte de Bermeja se pueden ver Triángulos, Arcas, Negrillos y Arenas.

En septiembre de 1997, el Ministerio de Marina mexicano envió un buque oceanográfico a la zona. Aunque el barco rastreó más de 300 millas náuticas cuadradas en torno a su supuesta posición, no encontró ni rastro de Bermeja. En las coordenadas donde debía estar la isla, el fondo marino se encontraba a 1.472 metros de profundidad y era plano, por lo que no sólo la isla no estaba allí, sino que, además, parecía descartarse la posibilidad que lo hubiera estado alguna vez.

Al no encontrarse Bermeja, fueron las islas del Arrecife de Alacranes las que sirvieron de referencia a México para delimitar los límites con el vecino del norte.

Como resultado de las negociaciones, el gobierno mexicano consiguió que el del Hoyo de Dona y los demás yacimientos petrolíferos situados en la nueva frontera marítima quedaran protegidos por una moratoria que impedía a ambos países realizar ningún tipo de prospección hasta 2010. Era una manera de evitar que los norteamericanos extrajeran petróleo de estos yacimientos mediante la succión lateral y, al mismo tiempo daba tiempo a la petrolera mexicana Pemex a hacerse con los equipos necesarios para la extracción de petróleo a más de 3.000 metros de profundidad.

Con muchos barriles de petróleo en juego, México volvió a buscar la isla Bermeja en marzo de 2009. Esta vez por encargo de la Cámara de Diputados mexicana , la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) envió su buque oceanográfico a explorar la zona. Se llevaron a cabo mediciones con ultrasonidos hasta una profundidad de 472 metros y se examinó un área de más de 220 kilómetros cuadrados. El intento no tuvo éxito, si bien no se descartaba que la isla pudiera encontrarse en otras coordenadas diferentes o que hubiera existido, pero hubiera desparecido a causa de un deslizamiento geológico.

Dos meses después, en mayo, fue el barco Río Tuxpan de la Armada de México el que intentó encontrar la isla. El Río Tuxpan tampoco tuvo suerte y tampoco consiguió dar con la isla, llegando a la conclusión que lo más posible es que Bermeja sólo hubiera sido un error cartográfico.

Los Hoyos de Dona

Finalmente, fue la Televisión Azteca la que decidió patrocinar otra expedición marítima para encontrar Bermeja. La expedición, que contaba con medios técnicos más limitados que las dos anteriores, tampoco pudo dar con la isla.

Aparte de por mar, durante todo este tiempo, la isla también ha sido buscada desde el aire, aunque en todos los casos el resultado ha sido el mismo que desde el mar: ni rastro de ella.

Sin embargo, todas estas evidencias no han conseguido convencer a todos de la no existencia de esta isla que hasta hace tan poco aparecía en mapas de México. De hecho, incluso entre los dispuestos a admitir que ya no existe, hay los que creen que ello no significa que no haya podido existir, por lo que buscan posibles explicaciones a su desaparición.

Algunos políticos mexicanos creen que la isla Bermeja habría sido un arrecife coralino o un banco de arena, pero habría desaparecido a causa de algún maremoto. Otros creen que la culpa la tiene el aumento del nivel del mar causado por el calentamiento global. Según estos últimos, Bermeja descansaría ahora sumergida un metro por debajo del nivel de las aguas.

Una última versión, aún más conspirativa, achacaría la desaparición de la isla a la mismísima CIA,que debido a su importancia económica la habría dinamitado. Además, estos políticos sospechan que durante la negociación del tratado del año 2000, los negociadores mexicanos sabedores de las riquezas petrolíferas que escondía el fondo del Hoyo de Dona occidental pudieron haber hecho un uso privilegiado de esa información en beneficio propio.

No obstante, la explicación que, según los expertos, parece más verosímil es que Bermeja nunca existió, sino que se trata de una isla fantasma más. Es decir, una isla que aparece en los mapas históricos durante un tiempo y va pasando de unos mapas a otros hasta que finalmente se comprueba que no existe. Algunas de estas islas fantasmas surgieron al ubicar incorrectamente islas reales, aunque otras sí que pudieron haber existido, pero al tratarse de islas muy frágiles (bancos de arenas, arrecifes o conos volcánicos) acabaron desapareciendo. ¿Sería Bermeja una isla de este último tipo, tal como defienden algunos políticos mexicanos?

PS: Bermeja no es la única isla mexicana desparecida de los mapas. Tampoco se ha podido encontrar Negrillos ni otros cuantos cayos o bajos similares.

Gracias a Jesús Marmolejo por avisarme desde México D.F de la existencia, o no existencia, de esta isla.

Enlace permanente a Bermeja, la isla que México perdió en los mapas

+posts:
- Ferdinandea, la isla que vino, se fue y tal vez vuelva
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- El archipiélago de Svalbard
- Tavolara, el que fue el reino más pequeño del mundo
- San Pedro y Miquelón

+info:
- Isla Bermeja en es.wikipedia.org en.wikipedia.org
- La isla Bermeja en los textos de y la cartografía(PDF) de Michel Antochiw Kolpa para INEGI
- México busca la isla del tesoro en ABC.es
- Número 195 de la Gaceta del Senado Méxicano
- Oil boom fuels mystery of the missing island in the Mexican Gulf in The Times
- Van diputados en busca de la Isla Bermeja en ElPorvenir.mx
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martes, 7 de septiembre de 2010

Entrevista con Xavier Jufre de El Artificio de Juanelo Turriano

Unos días después de publicar el post sobre el Artificio de Juanelo, recibí un correo de Xavier Jufre, el ingeniero que ha propuesto el último modelo que intenta explicar cómo funcionaba tan prodigiosa obra. Fue toda una sorpresa y, ya puestos, se nos ocurrió la idea de realizarle una pequeña entrevista para que nos pudiera hablar del Artificio y explicar su modelo. Creo que el resultado ha valido la pena.


Preséntanos tu web, El Artificio de Juanelo Turriano.

La web es el espacio donde poder mostrar de manera más visual el nuevo modelo de Artificio, en el libro se pueden encontrar los argumentos, cálculos…, pero una imagen animada de un tramo de Artificio expone de la mejor manera posible su funcionamiento. Por otro lado, la web quiere ayudar dentro de sus posibilidades, a la difusión de la figura de Juanelo Turriano y de su ingenio del agua.

¿Cuándo y por qué te comenzaste a interesar por el artificio?

Más o menos fue en el 2002, cuando me regalaron un libro antiguo sobre la historia de la técnica, “Los Ángeles de Hierro” de Walther Kiaulehn. En el encontré la primera referencia sobre los Artificios, y también la primera conjetura sobre su funcionamiento, la elaborada en 1888 por Luis de La Escosura. La existencia de estos ingenios me sorprendió mucho y busqué un poco más de información, descubriendo que existían otras conjeturas, pero que la controversia acerca de la validez de las mismas aun seguía viva. La polémica sobre la validez de las conjeturas, la singularidad e importancia histórica de los Artificios y la vida novelesca de Juanelo Turriano fueron una mezcla que avivó la curiosidad, y sin darme cuenta, al cabo de un tiempo, ya se empezaban a acumular en casa textos y referencias acerca del Artificio.

Creo que tu propuesta para artificio formó parte de un proyecto final de carrera, ¿qué fue antes, el proyecto final de carrera o la idea de la propuesta?

No es ningún proyecto final de carrera. El interés por el Artificio, mezclado con la profesión de ingeniero y la afición por la historia, ha sido el detonante del tiempo dedicado al asunto. Nunca ha sido un “trabajo”, un proyecto a realizar con un objetivo final, el asunto se planteó como un divertimento, el proceso de búsqueda de información fue muy gratificante y aprovechamos incluso el tema en algunos periodos de vacaciones junto a mi esposa, para visitar archivos históricos, bibliotecas, Toledo en varias ocasiones, ….

Lo sorprendente era que todo el conjunto tomaba cuerpo, el proceso de elaboración de un nuevo modelo no era un objetivo original, permitiendo una dedicación al asunto sin ninguna presión, totalmente voluntaria y con el ánimo de aprender y disfrutar con ello. No haber sido un proyecto final de carrera, no implica falta de rigor en el planteamiento y ejecución de la investigación, en el momento de editar el libro con el nuevo modelo de Artificio, este ha contado con el apoyo de la Fundación Juanelo Turriano de Madrid, el grupo de investigación de la Universidad de Lleida Espai, Poder i Cultura”, y el Colegio Superior de Ingenieros Industriales de Catalunya.

¿Cómo postulas tu diseño, como un modelo de artificio que podría haber funcionado o como el modelo que construyó Juanelo?

Como el modelo que construyó Juanelo. El modelo está basado en documentos históricos y muy especialmente en el relato de Ambrosio de Morales. Este relato es el más extenso y el único elaborado por alguien a quien el propio Juanelo le mostró el Artificio funcionando y, antes de comenzar la construcción, la maqueta. Además, Ambrosio de Morales era amigo personal de Juanelo, todos los modelos que entren en contradicción con el texto de Ambrosio de Morales ya ofrecen de base serias dudas. Para dar cuerpo a la nueva conjetura, esta va acompañada de un numeroso apartado de cálculos, en el que se justifican las soluciones mecánicas y cadencias de movimientos propuestas.

Esquema del artificio según el Chantre de Évora

¿Cómo encaja el diagrama del Chantre de Évora con tu modelo?

Este diagrama fue realizado por Manuel Severim en mayo del 1604, cuando con 21 años de edad y pasa 4 días en Toledo. Fue un alto en el camino que realizó el séquito encabezado por el Chantre de Évora (maestro del coro de la catedral de Évora) en su peregrinación hacia el monasterio de Guadalupe, en agradecimiento por el fin de un brote de peste que asolaba Évora. Durante su estancia en Toledo, Manuel aprovechó para visitar la ciudad, la catedral y también se fijó en los Artificios de Juanelo.

Existen varios puntos determinantes a considerar:

Los Artificios de Juanelo se ubicaban dentro de construcciones de obra civil que los protegían de la intemperie y ocultaban su visión. Sus partes más fácilmente visibles eran los extremos, la orilla del río Tajo donde los Artificios recogían agua y la llegada en el interior del Alcázar donde se depositaba el agua en unas arcas.

En 1604 ya hacía casi 20 años que había muerto Juanelo. Desde 1598, el encargado del mantenimiento de los Artificios era Juan Fernández del Castillo, quien propuso un nuevo sistema de abastecimiento con bombas de embolo para sustituir los Artificios ya que, aparte de tener un mantenimiento difícil, uno de ellos se encontraba ya bastante deteriorado por estar construidos ambos de materiales perecederos, sobre todo, madera. Juan Fernández del Castillo introdujo modificaciones en los Artificios y ensayó en el tramo más cercano al Tajo su propia propuesta. Este nuevo tramo se terminó en 1602 y se dejó funcionando en fase de pruebas hasta 1605, momento en que el rey Felipe III autoriza su construcción definitiva. El ingenio de Castillo se ubicaba adosado a los muros exteriores de los edificios que protegían los Artificios de Juanelo, siendo totalmente visibles.

Restos del Artificio de Juanelo hacia 1860. Fotografía de Charles Soulier. Original en Toledo Olvidado

Los Artificios de Juanelo eran famosos por su singularidad, espectacularidad y complejidad. Una muestra de esta afirmación se halla en el relato de Jehan Lhermite “Le passetemps de Jehan Lhermite, depuis son voyage d’Espagne”, quien formó parte de la corte real de Felipe II entre 1597 y 1602, donde se cita:

“Aunque es cosa ciertamente muy admirable que, como he dicho, ya he descrito, nunca he podido obtener un proyecto o representación fidedigna de esta máquina para satisfacer mi deseo de presentar una imagen viva que pueda contentar ocularmente a mis lectores, y si bien creo que el entendimiento humano y su intelecto pueden entender lo que es, difícilmente es posible comprender el artificio, industria e invención de este ingenio sin ver una representación suya. Así pues, me esforcé mucho en obtener una imagen fidedigna, pero hasta el día de hoy no he conseguido nada, y también resultaron vanas las muchas solicitaciones que hice sobre este punto ante Juan Baptisto Monnegro, arquitecto del rey, presidente en el mencionado palacio, que es la persona que lo gobierna, quien no dejó de persuadirme en todo momento para que desistiera de mi empeño,....., me escribió en una breve nota que me envió en la que me decía en sustancia que para dar a entender bien y explicar cabalmente el misterio de este ingenio sería necesario en primer lugar hacer un libro lleno con las diferentes representaciones y que después todavía, para dar aún inteligencia más viva de ello, sería menester componer varias maquetas de madera, puesto que – me escribió- no hay en el mundo hombre capaz de comprender lo que es este ingenio por una sola representación.”

Los Artificios de Juanelo tienen que ser por definición ingenios complejos y espectaculares, los esquemas de Manuel Severim no cumplirían este requisito, además entran en contradicción con el relato de Ambrosio de Morales, en ningún relato histórico se habla de la existencia de torres y mucho menos separadas entre ellas, que es lo que requiere el esquema de Manuel Severim, de elevaciones puntuales en torres de cazos separadas entre sí. En un fragmento del relato de Manuel Severim se cita:

”Solamente el primer tramo del ingenio está a pique y derecho. Después se va adaptando a los desniveles del terreno, con sus descansos, a veces más rasantes, a veces más levantados, todo recubierto con madera y ladrillos franceses, de manera que por fuera se advierte.”

El propio Manuel Severim parece indicar la existencia de un primer tramo a orillas del río donde el ingenio puede ser una torre de cazos como su esquema indica, pero luego apunta que el Artificio transcurre dentro de edificios de obra, de manera continua, adaptándose a las pendientes y llanos del recorrido hasta el Alcázar. La no existencia de torres se visualiza en los grabados de Toledo del s.XVI y posteriores, donde se identifican los Artificios de Juanelo como una construcción continua y serpenteante que recorre la ladera desde el río hasta el Alcázar.

La conclusión sería que Manuel Severim observó alguna modificación introducida en los Artificios tras la muerte de Juanelo.

Imágenes y simulaciones del modelo propuesto por Xavier Jufre fotos en su web El artificio de Juanelo Turriano

¿Qué opinas de los otros modelos de funcionamiento del artificio?

El de Luis de la Escosura (1888) y el de Theodor Beck (1899), actualmente están descartados por no poder remontar los desniveles existentes en las laderas entre el rio Tajo y el Alcázar.

El modelo de Torres Oscilantes (Reti-1967 y modificación de N. García Tapia), entre otros puntos conflictivos, no explica movimientos tan importantes como la parada de los cazos durante el intercambio de agua mientras el resto del Artificio sigue en movimiento, y que el intercambio de agua solo se realiza mientras los cazos están detenidos. Existen divergencias con los inventarios de piezas que los oficiales del Alcázar realizaron al desguazar los artificios. Los textos históricos no mencionan la existencia de torres, necesarias para implementar el modelo de Torres Oscilantes, y siempre se representan los Artificios en las vistas de Toledo como un elemento continuo. Afirman las argumentaciones de este modelo que Ambrosio de Morales, cronista de Felipe II, y a quien Juanelo en persona le mostró el primer Artificio construido, se confunde en su apreciación de la escalera de Valturio y se trata tan solo de una semejanza, pero Ambrosio de Morales escribe:

“ La suma della es anexar o engoznar unos maderos pequeños en cruz por en medio y por los extremos, de manera que en Roberto Valturio esta una machina para levantar un hombre de alto, aunque esto de Juanelo tiene nuevos primores y sutilezas.”

Parece excesivamente aventurado afirmar que Ambrosio de Morales se confunde.

El modelo de J. Luis Peces Ventas, es ingenioso e intenta mejorar un tipo de conjetura cercana a la de Luis de la Escosura, pero arrastra numerosas lagunas en su definición.

Escala de Valturio en su “De Re Militari” del 1462. Disponible en googlebooks

Una de las bazas de tu modelo es el uso de escalas de Valturio, que el resto "simula", ¿qué otras ventajas tiene tu modelo? ¿y desventajas?

El modelo de Escaleras de Valturio responde muy bien a lo que los textos históricos describen acerca de los Artificios, da respuesta mecánica a todos los movimientos que nos cuentan que tenían, y va acompañado de un apartado de cálculos que sustentan las implementaciones mecánicas propuestas.

Siempre se han buscado referentes mecánicos en otras obras de ingeniería renacentistas, con el fin de reforzar que las conjeturas que se exponían eran realizables en el entorno del siglo XVI, así pues Luis de la Escosura, Theodor BecK, Ladislao Reti, N. García Tapia y J. Luis Peces las habían hallado en las láminas núm. 95 y 96 del tratado de máquinas de Agostino Ramelli “Le diverse et artificiose machine” (París, 1588). Los ingenios presentados en estas láminas por Ramelli, no pueden ser los referentes de los Artificios, los ingenios de Juanelo eran tan famosos por ser singulares y espectaculares, ¿cómo pueden aparecer en el tratado de Ramelli y ser de concepción tan simple?

El modelo de escaleras de Valturio halla sus referentes en algunas soluciones mecánicas expuestas en el manuscrito que dejó Giovanni di Dondi, donde detalla los pasos seguidos en la construcción de la principal maquinaria de la edad media, el Astrario (1380), el reloj astronómico que en 1530 quisieron regalar a Carlos V durante su coronación en Milán, pero que ya estaba en un estado de conservación deplorable, el cual fue inspeccionado por Juanelo que determinó que la mejor opción era construir uno nuevo, lo que motivó que Juanelo construyera el Reloj Grande o Planetario, actualmente desaparecido y considerado uno de los relojes astronómicos renacentistas más importantes.

En la página del Artificio de Juanelo Turriano se pueden activar las animaciones que reproducen el funcionamiento del Astrario. Algunas de las soluciones mecánicas del Astrario, son muy parecidas a las del modelo de Artificio con Escaleras de Valturio, conocidas y usadas por Juanelo, que como debemos tener presente, era relojero real de Carlos V y más tarde de Felipe II.

¿Crees que alguna vez tendremos la suerte de poder conocer con certeza como era el auténtico artificio?

Siempre es posible que en cualquier momento y parte del mundo aparezca un documento o incluso la propia maqueta que construyó Juanelo, pero lo más importante es que se conozca y valore la vida y obra de Juanelo Turriano, y muy particularmente los Artificios del agua de Toledo.

¿Existieron otros artificios similares en el mundo? ¿Y en España o Sudamérica?

No se conoce ninguna infraestructura hidráulica renacentista tan famosa como los Artificios de Juanelo Turriano.

Restos del Artificio de Juanelo hacia 1860. Fotografía de Charles Soulier. Original en Toledo Olvidado

¿Fue tan injusto el trato que recibió Juanelo como nos puede parecer leyendo su historia?

Su vida es una historia increíble y terriblemente injusta, en aquella época muchos ingenieros acababan sus días en la miseria, siendo tratados pésimamente, habiendo tenido vidas aventureras y arriesgadas, pero el caso de Juanelo es espectacular. Contando 65 años, gozando de la confianza del rey, taller en la torre dorada del Alcázar de Madrid, y situación económica holgada, decide afrontar el reto de subir agua a Toledo para uso del Alcázar y de la propia ciudad, asume la inversión de la obra que solo recuperará si logra su objetivo, y todo ello siendo conocedor de que los anteriores intentos de construir un abastecimiento de agua han fracasado.

Consigue su objetivo, es más, logra subir un 50% más de agua que la que se había pactado, y aun así, muere en la miseria más absoluta, tanto suya propia como la de su familia.

Podemos hacernos una idea al leer la última carta escrita por Juanelo a Felipe II, y que le llegó al rey de manera póstuma:

“Ya que Dios nuestro señor no es servido que yo pueda ver volver a V. Md. (pues a lo que dicen los médicos y a lo que yo de mi siento el fin de mi vida será muy presto) quiero por este memorial hazer saber a V. Md. que por dos cosas la dejo con grandissimo desconsuelo. La una porqué por mis muchas deudas y por ser yo estrangero y morir en esta ciudad aonde me han tratado como sabe V. Md., queda con mi muerte mi casa en tan extrema necesidad, que se avra de pedir limosna para me enterrar...”

Aunque se puede considera una obra genial, desde el punto de vista ingenieril ¿no fue un error no tener en cuenta lo costoso y complicado de su mantenimiento?

Con perspectiva histórica y desde el punto de vista práctico, una propuesta como la de Juan Fernández del Castillo era la solución más útil y eficiente, pero con toda seguridad también podemos afirmar, que no hubiera tenido la fama que obtuvieron los Artificios de Juanelo.

¿Por qué no se repararon los artificios a medida que se iban averiando?

Hasta 1598 se mantuvieron operativos y mantenidos por descendientes de Juanelo, pero luego, a Juan Fernández del Castillo también le interesó que los Artificios fuesen vistos como un nido de problemas, eran una manera de ganar argumentos a favor de la construcción de su propuesta de abastecimiento.

¿Alguna otra obra maestra de la ingeniería que te tenga tan robado el corazón como el Artificio?

Hay varias, pero me gustaría remarcar todo el entorno de Las Médulas y los trabajos que realizaron los romanos para extraer oro, es algo tan increíble, que aun hoy podemos observar el paisaje modificado que nos dejaron.

Muchas gracias, Xavier, y felicidades por tu fascinante trabajo de investigación.

Para saber más, no os dejéis de visitar su web de El Artificio de Juanelo Turriano. Más información sobre el libro de Xavier "El artificio de Juanelo Turriano para elevar agua al Alcázar de Toledo (S. XVI). Modelo con escaleras de Valturio" la podéis encontrar en la Fundación Juanelo Turriano o la Editorial Milenio.
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